LA SALUD DEL VIAJERO CON MARCAPASO IMPLANTADO Y EN
TRATAMIENTO ANTICOAGULANTE
Viajar a cualquier parte del mundo acompañado de su enfermedad crónica, como ocurre en los pacientes con marcapasos y en los anticoagulados es posible siempre y cuando se tengan en cuenta determinadas precauciones a la hora de iniciar el viaje. Podrían resumirse en:
1º/ Llevar un distintivo, brazalete o carné que reconozca su condición de anticoagulado, o de portador de marcapaso, con lo que ayudaría a agilizar su atención en caso de urgencia médica.
2º/ Disponer de un informe clínico bilingüe (Español/inglés), actualizado por su hematólogo.
3º/ La agenda con los últimos controles efectuados.
4º/ La pauta de anticoagulante que utilice semanalmente.
5º/ Controlar la comida para no modificar demasiado la dieta.
6º/ llevar medicación en cantidad, por encima de lo necesario.
7º/ Si ha de viajar al extranjero, disponer de la tarjeta sanitaria europea.
Las enfermedades crónicas no contraindican unas vacaciones si el paciente está bien controlado y es consciente de sus necesidades y limitaciones antes de viajar.
Para los anticoagulados lo ideal sería la educación sanitaria y el autocontrol de los niveles de su coagulación, hecho que solo lo practican muy pocos pacientes.
Para viajes a lugares poco civilizados, donde no se encuentre un hospital cercano que le evalúen el INR, es recomendable, que la duración no exceda de los veinte/treinta días, si la persona es estable en cuanto a su coagulación.
También han de saber que algunos fármacos indicados en enfermedades típicas del viajero, como las quinolonas para una diarrea, también interfieren en la necesidad de anticoagulación y no deben nunca tomarlos sin autorización y supervisión médica.
A estos pacientes, se les aconseja no viajar a zonas rurales de lugares con un sistema sanitario pobre (África subsahariana, algunas zonas de Sudamérica o partes del Sudeste asiático) donde es complicado recibir atención sanitaria.
La anticoagulación no impide la posibilidad de inmunizarse para viajar a ciertos lugares, pero se recomienda que las vacunas necesarias se pongan al menos cuatro semanas antes de la salida.
En viajes de larga distancia en avión hay que adecuar las comidas y el tratamiento: si se viaja hacia el Oeste se ganan horas, por lo que puede ser preciso añadir una dosis de anticoagulante y una ingesta; si el trayecto es hacia el Este, se pierden, por lo que quizá haya que obviar una dosis e ingesta.
Por otra parte, el portador de marcapasos no es un sujeto que tenga que adaptarse a ningún tipo de restricción con respecto a viajes. Se le recomienda que lleven un informe médico con el tipo de aparato por si tuvieran algún de fallo.
Al margen de las precauciones que se les da a estos pacientes en su vida diaria, como no aproximarse demasiado el teléfono móvil o utilizarlo en el lado contrario a donde se lleva el marcapasos, avisar antes de pasar por un arco de rayos X de aeropuerto o tiendas y no detenerse ni apoyarse en ellos, no deberían acercarse demasiado a aparatos generadores de corriente eléctrica o de emisiones de radiofrecuencia. (Para mayor información, se le recomienda la lectura de la Guía de la Sociedad Española de Cardiología y el Ministerio de Sanidad con todas los consejos para portadores de marcapasos o desfibriladores).
El considerable porcentaje de accidentes que ocurren en verano como consecuencia del sol, el calor y el agua, podrían evitarse si antes de emprender el viaje se reuniera una información adecuada. Una buena campaña de información limitaría los peligros del sol, el agua y el calor de los meses estivales.
Fdo Mª Teresa Gómez Muñoz
Dra. en Farmacia
Licenciada en Medicina y Cirugía